Besos de Dolor

Hermosa como ninguna
va vistiéndose con cura,
un vestido negro y corto
para provocar antojos.

En el hombro un bolso
y en los pies zapatos rotos,
colorea su dulce rostro
y dos perlas en sus ojos.

Camina hacia la calle
y un par de lágrimas nacen,
busca la sonrisa en el bolso
y la coloca en sus labios rojos.

En su cabeza una silueta
la de su niña pequeña
ella es la que le da fuerza
cuando siente que tiembla.

Perdiéndose en la noche
acomoda su escote,
recuesta su espalda
en una pared sucia y ajada.

Y allí en silencio queda
a que alguien venga
y poder vender su amor
al mejor postor.

Se le ve triste y opacada,
arrastrando sus alas
intentando recordar
que se siente al amar.

Sus recuerdos navegan
en mares de tristezas
mientras vive en una sociedad
que la tacha de sinvergüenza.

Y así pasa sus noches en vela
embriagando su tristeza
para no sentir esos besos
que laceran sus sueños.

Y llega de madrugada
angustiada y apagada
a frotarse con agua y jabón
antes de arrullar a su amor.

Y se la ve cantándola,
arrullándola y sonriéndola
le esconde la verdad y la tristeza
que en los bolsillos lleva.

Y vuelve a la dueña de sus penas
a la taciturna farola de estrellas
a ponerse sus zapatos rotos
y el mar de lágrimas tras sus ojos.

A caminar con su paso coqueto
para a su niña darle el alimento
mientras por dentro la hieren
quienes dueños de ella se creen.

Pieles rudas y manos toscas
la acariciaran una vez más
le darán fingidos besos de amor
mientras le desgarran el corazón.

Otra Noche, otra madrugada
y de nuevo se frota la piel con saña
intentando recordar el sabor
de un dulce beso de amor.

Beso que jamás ha sentido
porque los que ha conocido
solo han sido besos sin color
besos que los llama, besos de dolor.

Yoyo