Aquellas horas góticas

El camino se ha ido quedando atrás, aquella sombra enganchada a mis pies que hacía que arrastrara mis pies como agonizante animal en espera de la muerte, de aquel momento final en el que mi alma dejara para siempre las aspiraciones inexorables a las que me veía forzada, aquella lágrima siempre rozando mi cara, cayendo triste por mi mejilla inerte… todo ha ido pasando y ahora en mi nueva cueva humilde, sencilla y casi vacía tengo en cada una de sus paredes la ilusión de crear mi mundo personal, mi mundo íntimo, mi mundo real y seguro, para ello me he visto obligada a buscar un segundo trabajo con el que sustentar mi propia vida, y aunque eso en un principio creó contradicciones dentro de mí, ahora veo luces al final de este túnel por el que camina mi vida en este momento, no es un túnel oscuro como el de aquellas horas góticas y tenebrosas por el que se me obligó a transcurrir, no, este túnel tiene otro tono y densidad, es quizás mucho más largo que el gótico pero es más cálido y me otorga una seguridad inquebrantable, es un túnel donde hay alguna mano que otra tendiendo su amistad, manos humanas que me dicen que están ahí, y mientras sigo caminando voy adoptando una serenidad en mi alma que nunca había notado.

Tiempo atrás me desesperaba porque mis sueños no se cumplían o simplemente porque sentía que se retrasaban y yo quería correr, volar, saltar, lanzarme a un vacío del que ni yo misma sabía que entresijos me esperarían, pero hoy por hoy, estoy aprendiendo que los sueños, las metas, las ilusiones están ahí y que si nos los abandono no tienen porque marcharse, que el retraso no es malo y que quizás es bueno y necesario para poder zurcir unas bases sólidas como el cemento y que estás crezcan tan altas como el mejor de los rascacielos.

Hace tres semanas fue mi cumpleaños, fueron pocas personas que se acordaron de mí, pero estoy feliz por que las que si se acordaron, quiero dar las gracias a 3 personas de mi trabajo “Susana, Anna y Montse” sobre todo a Susana que me está apoyando como jamás pensé que nadie lo haría sin apenas conocerme, gracias de verdad por la calidez humana que posees. También estoy feliz porque hubo una dulce y hermosísima persona que me ha regalado uno de mis sueños, poder ver la representación de ballet “El Lago de los cisnes” ni te imaginas la inmensa alegría que me has dado.

Así acumulando momentos agradables y atesorando personas que valen la pena conocer quiero que transcurra esta tranquilidad que creo bien merecida, después de la sacudida que hizo despertar en mi interior la autodestrucción de mi propia vida.

Yoyo